Y te soñé , y te pense, en bibliotecas, en hoteles desvarié, No conocí otra mujer con esa diáfana mirada y esa piel. Y me escribiste las postales argentinas, y aunque nunca fuiste mía estuve cerca aquella vez. Y hoy que los huesos crujen por las humedades, tu sonrisa inolvidable me hizo tanto, tanto bien, tanto bien
Y me marche...
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